Lágrimas del alma

13 de noviembre de 2009

Horna, sinónimo de garra y coraje, anunció su retiro del tenis y la afición está triste. Nos clasificó al Grupo Mundial, levantó el Roland Garros, le ganó a los mejores del mundo, vomitó en la cancha y siguió jugando por el Perú.

En el año que vino al mundo, el Perú recobraba la democracia, los ciudadanos habían elegido a Fernando Belaunde Terry como presidente, 'Sendero Luminoso' iniciaba su lucha insana, las Olimpiadas de Moscú eran boicoteadas por los Estados Unidos, la televisión nos mostraba al 'Osito' símbolo de esa competencia llorando en plena fiesta de clausura y Alianza Lima le ponía luces a su estadio.

Quizá por ello, el rubiecito se hizo hincha del club íntimo y, adonde fue con la raqueta en mano, siempre habló de su amor por la patria y la blanquiazul. Hoy, 29 años después, el tenista Luis Horna comunicó su retiro. Ayer, en el Club Terrazas de Miraflores, anunció que se va del ámbito profesional. El lunes empezará a jugar su último torneo en el 'Challenger' de Lima.

Fiel a su estilo, nos hizo temblar de emoción y se quebró. "Es el momento de los jóvenes, no cierro las puertas de la Copa Davis. Podría estar cuando nos toque enfrentar a El Salvador en el 2010", llegó a comentar antes que se le entrecorte la voz.

El hombre, que alcanzó su mejor posición en el ranking ATP en el 2004, al ubicarse en el puesto 33 y, en dobles en el 2008 en el 20, logró ganar la suma de 2 millones 454 mil 558 mil dólares en más de 10 años de carrera.

Tras tomar el aire que le devolvió la tranquilidad para expresarse, buscó lo que considera el momento cumbre de sus grandes actuaciones. "Fue cuando llevé al Perú al grupo mundial", poniéndolo por encima de la gloria que obtuvo el año pasado cuando logró el título de dobles en 'Roland Garros'.

Pero también se dio unos segundos para los momentos tristes. "Perder la serie de la Davis con España fue uno de los tragos más amargos de mi profesión. Fue muy difícil superar eso", aseguró.