miércoles, 9 de diciembre de 2009

Después de la señal, deje su mensaje...



Después de la señal, deje su mensaje...

La mañana estuvo silenciosa en el recordado hotel 'Golf Los Incas'. Ni un ruido despertaba a los jugadores de Universitario y, aún menos, la llamada telefónica de una preocupada esposa del engreído del hogar o alguna 'amiga cariñosa' que les caliente la cabeza. Juan Reynoso extremó sus medidas de seguridad y tomó la decisión de quitarles los celulares a sus jugadores con la finalidad que nada los desconcentre en 90 minutos decisivos.

Tras la ducha matutina, la plantilla recibió la primera visita. Carlos Orejuela, que dejó la institución a mitad de temporada, llevó buenas vibras a sus ex compañeros. "Vine a darle un apoyo moral al equipo, todos saben que soy hincha crema", comentó.

El desayuno no fue obligatorio y, al mediodía, la campana sonó en el comedor del hotel más lujoso de Monterrico. Allí, los merengues en pocos minutos devoraron un bufé elaborado a base de pescado, pollo y pastas.

A la 1:30 de la tarde, las sirenas de los patrulleros anunciaban que la movilidad y la escolta policial estaban abajo en la puerta principal. A volar al cuarto, prender las velitas a los santos, sacar el iPod y poner el pie derecho en el estribo. El primero en hacerlo fue Nolberto Solano, seguido por el charro Emmanuel Cerda y la 'Pulga chola' Raúl Ruidíaz.

Tras 20 minutos de espera, el bus avanzó por la avenida Javier Prado, Petit Thouars, Paseo Colón y la avenida Grau, donde 'Toñito' Gonzales se encargó de detener la comitiva y congestionar el tráfico para subirse al transporte que llegó sin contratiempos a Matute. Allí, en la casa del eterno rival, no hubo nervios. Los estudiantiles dejaron el perfume y el gel en el vestuario y salieron a respirar ese aire de bengala, de grass recién cortado y calmar la ansiedad con los cánticos de la 'Trinchera'.

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